Opinión
Una tragedia que retoma el debate sobre la vulnerabilidad
El huracán Otis es considerado uno de los fenómenos naturales más potentes que haya golpeado el Pacífico mexicano en los últimos años
El huracán Otis es considerado uno de los fenómenos naturales más potentes que haya golpeado el Pacífico mexicano en los últimos años, dejando cerca de 220 mil viviendas afectadas, así como daños considerables en alrededor del 80% de los hoteles, de acuerdo a cifras oficiales del gobierno Guerrerense. Pero, e igualmente importante, pone sobre la mesa la discusión respecto a la población que vive en situación de vulnerabilidad.
Las afectaciones en la población se pueden representar en cifras: 39 muertos, 37 líneas de transmisión, 26 subestaciones eléctricas y una central de generación eléctrica sin servicio, alrededor de 10 mil postes de luz caídos. A su vez, los daños que Otis dejó en algunos hospitales obligó al traslado de 600 pacientes. Sin embargo, más allá de las cifras visibles, resulta importante visibilizar a aquellas cientos de miles de personas que tuvieron que trasladarse a refugios, que quedaron imposibilitadas de un acceso a agua potable, que sufrieron daños en su patrimonio que difícilmente volverán a tener.
El gobierno federal, de la mano con el estatal y ONG’s ha comenzado a actuar: el otorgamiento de despensas en las colonias más afectadas, el establecimiento de cocinas comunitarias para lograr alimentar a cerca de dos mil 500 personas, una cocina móvil, cuatro plantas potabilizadoras de agua son algunas de las acciones. A su vez, se ha logrado la recopilación y entrega de 40 toneladas de víveres por parte de organizaciones no gubernamentales, los cuales se entregan con ayuda de las direcciones federales y estatales.
En ese sentido, es fácil tomar postura y opinar desde una posición externa, pudiendo evadir nuestra responsabilidad ciudadana al afirmar que lo material viene y va, sin embargo, no debemos dejar de ser empáticos con la gente que pasa por momentos complicados. En el análisis social, se dice que la posibilidad de encontrarse en una posición de vulnerabilidad es posible, independientemente del contexto de cada individuo, por lo que nada asegura que en algún momento podamos necesitar de la solidaridad de otros.
Es así, querido lector, que te invito a apoyar desde tu contexto particular, aportando, concientizando a los demás, siendo solidario y empático. Partir de ahí permitirá que alcancemos como sociedad esa unión que tanto nos hace falta, sobre todo en situaciones como la que recientemente golpeó a nuestros hermanos guerrerenses. Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.