Opinión
Nadie emigra por gusto
Los migrantes han solicitado apoyo, lo que ha generado un intenso debate
El pasado domingo, mientras veía las noticias en redes sociales, hubo una en particular que llamó mi atención: una nueva caravana migrante saldría ese día desde Tapachula, Chiapas, con rumbo a nuestro país vecino del norte. Esta caravana se sumará al contingente que se encuentra en Huixtla, municipio del mismo estado, donde se encuentran más de 4 mil personas provenientes principalmente de Honduras, El Salvador y Guatemala.
Entre la caravana, de acuerdo a informes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, se encuentran niñas, niños, mujeres embarazadas, adultos mayores, personas con discapacidad, quienes forman parte de los grupos en situación de vulnerabilidad y por consiguiente requieren apoyo de las autoridades nacionales en la provisión de insumos como alimentos, medicinas, atención sanitaria, atención psicológica, entre otros.
Los migrantes han solicitado el apoyo al Instituto Nacional de Migración (INM), a la Secretaría de Salud, la Guardia Nacional, el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF), entre otros, lo que ha generado un intenso debate social respecto al grado de intervención que deben tener nuestras autoridades, o si inclusive debería o no existir un apoyo hacia estos grupos que se encuentran de paso en nuestro país.
La realidad es que desde una visión de los derechos humanos, es una obligación de nuestras autoridades otorgarles los servicios mínimos y las facilidades para que puedan continuar su camino. No podemos reproducir los patrones que históricamente hemos criticado como pueblo mexicano. Debemos demostrar con el ejemplo un trato digno hacia aquellos que lo necesitan pues se trata de solidaridad y empatía.
Pensar que quien sale de su hogar, del lugar donde nació y creció, dónde se encuentran aquellos que son familia, lo hace por gusto, sería egoísta y poco considerado. Nadie emigra por gusto, sino por las necesidades que su contexto particular lo orillan a hacerlo. Nos leemos la siguiente semana, y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar desde espacios más informados que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.