Opinión
Las copas continentales son competencias muy especiales
Las copas continentales son competencias muy especiales. En cualquier federación, implica trayectos largos, rivales exóticos, sorpresas y gloria repartidos para sus participantes. Hay encuentros en cualquier región del mundo en que se dispute un torneo internacional de clubes, hay encuentros incómodos y hay otros emocionantes. Partidos trampa, disputas donde no hay nada que perder, series llenas de presión.
Es cierto que el prestigio de la Liga de Campeones de la CONCACAF no tiene ni de lejos el relumbrón de la UEFA Champions League o la Copa Libertadores, debido probablemente a que se trata de una competición que se convierte en una versión de la desaparecida Copa MX en instancias finales aderezada con un poco de la también extinta SuperLiga (que recordamos los ya veteranos), pero a pesar de ello cumple con todas las características de un trofeo de confederación.
Y también es cierto que a la afición mexicana de alguna manera le ilusiona más un título de Liga MX que uno de Concachampions. Es una característica de la mentalidad del aficionado mexicano que me parece similar a la del fan inglés, la de valorar más el torneo doméstico que el internacional. Puedo equivocarme, no he hablado con todos los ingleses aún, pero la similitud me parece evidente entre otras, como la de creer mexicanos y anglosajones que sus respectivas selecciones en un nivel superior al que realmente tienen.
Pero las cosas cambian y así como la selección de los tres leones mejora sensiblemente su competitividad, también hay circunstancias que en un futuro puedan hacer que la competencia internacional de clubes norteamericana sea más valorada entre el público novohispano. De entrada, el mundial de clubes al que da acceso y que la FIFA está convirtiendo en un gran circo. Por otro lado, la llegada de impactantes figuras a la MLS en una época en que los jugadores talentosos alargan sus carreras merced a un mejor cuidado físico.
Pero por ahora, los seguidores de la liga azteca están más pendientes de castigar los fracasos que de aplaudir los éxitos. El CD Toluca ha sido la última víctima, sepultado entre burlas de ajenos e insultos de propios. El estruendo habitual no deja lugar a reflexionar lo evidente: cualquier rival puede ser competitivo. Ya no hay equipos que no estén profesionalizados, sin importar su presupuesto. Y los viajes de ida y vuelta castigan, mucho o poco, pero castigan.
Los diablos rojos no son los primeros ni los últimos que hacen el ridículo en esta competición, pero es precisamente este hecho el que da mérito a los equipos que han avanzado. Guadalajara, América, Tigres, Rayados, han hecho lo suyo haciendo valer su potencial a través del esfuerzo. Y es por ello que ya tenemos a la vista un clásico del fútbol mexicano.
Y en el horizonte otea Fernando Gago. El argentino la ha vivido de todas en estos cruces internacionales, pero también en las guerras civiles locales. Los Boca-River, Madrid-Barcelona y Roma-Lazio figuran en su currículum. Las grandes batallas europeas y sudamericanas también. Sucederá lo que tenga que suceder, pero en este momento, ante la tormenta de clásicos que se avecina, la nave rojiblanca no puede tener mejor capitán al timón.
Si avanzan, Gago será recordado como el hombre providencial. Si pierden, será el eterno perdedor de clásicos. El fútbol es así.
Sobre autor
Alberto Cruz. Soy abogado especializado en inmuebles del estado de Guanajuato. Fuera del trabajo, mi gran pasión es el fútbol. Estoy convencido de que es posible comentar el deporte número uno de México sin caer en estridencias o la polémica fácil. @Akelandos.