Opinión
Hacer equipo en tiempos complejos
Las futbolistas que, en lenguaje futbolístico, son “desequilibrantes”, y te cambian un partido, las que se “echan el equipo al hombro”, son más que valoradas en juegos y tiempos complicados. Por estas semanas lo vivimos en la Liga BBVA MX Femenil.
Lo ideal, por supuesto, y que es más disfrutable y emocionante, es que las jugadas de gol se orquesten entre varias futbolistas, que se note entendimiento y juego de conjunto; lo mismo se espera en las otras tareas futbolísticas. Ese es el reto, y el objetivo, para todas las escuadras. Sin embargo, hay ciertos factores en cómo opera la liga que pueden dificultarlo. ¿Será en favor de un bien mayor?
Uno de los escenarios que estamos viendo en los partidos de la liga es la rotación en las alineaciones iniciales, que son especialmente obligadas para los equipos que este torneo han participado en hasta tres distintos certámenes (Liga MX, Summer Cup y la Copa de Campeonas Concacaf W). Me refiero al América, Tigres y Rayadas. Esa configuración distinta puede traer consigo la falta de conexión entre futbolistas, al no soler jugar juntas.
Las jugadoras diferentes, “desequilibrantes”, de Tigres suelen ser/están siendo Jacqueline Ovalle y Thembi Kgatlana; del América, Sarah Luebbert; de Rayadas, Rebeca Bernal; y, de Chivas, Alicia Cervantes y Caro Jaramillo.
Menciono a Chivas, porque es una escuadra que ha necesitado de sus jugadoras de mayor peso, para atravesar el torneo, ante lo que parece ser un conflicto interno y el cuestionamiento hacia el funcionamiento del cuerpo técnico. Claro que, en todas las escuadras, en algún momento, las individualidades abonan significativamente.
También poco puede suceder la complicidad y futbol asociación -o se complejiza- si entre partidos hay solo dos o tres días de distancia, en los que se tiene que dar lugar, no solo al entrenamiento técnico-táctico en sí, sino además a la recuperación de las jugadoras, y al entrenamiento invisible.
Otra cuestión que ha sucedido es que los tiempos de incorporación de jugadoras refuerzo, en algunos casos, no coinciden con la pretemporada, por lo que lleva tiempo, en el mismo transcurrir del torneo, el proceso de adaptación a la nueva ciudad, equipo, compañeras, a conocer sus movimientos y el sistema de juego.
Por ejemplo, en entrevista con Vix, Katty Martínez fue cuestionada el 30 de septiembre sobre la falta de complicidad con sus compañeras y también le preguntaron qué necesita fortalecer en su juego, a lo que ella respondió:
“Esa complicidad va a llegar poco a poco, a medida que siga contagiando y entrenando en el día a día, conociendo más a mis compañeras”.
“Muchas cosas (me falta seguir fortaleciendo). Yo creo que el hecho de no tener una pretemporada hoy me está costando (…) Esos juegos de cara puedo mejorar mucho más, esas corridas al área, entender un poco más la velocidad de mis compañeras y el timing que tienen para centrar son las partes que me gustaría trabajar un poco más”.
Por supuesto que también importa, a la hora de hacer equipo, generar un sentido de pertenencia, de identidad, y de unión, entre las personas miembro de la escuadra. Que cada futbolista sepa con claridad su rol, lo abrace y acepte, se crea capaz de realizar las tareas y tenga la confianza del resto. Que caminen juntas, con objetivos trazados y una metodología que convenza. Con liderazgos armónicos y manejo idóneo de posibles conflictos. Eso ya está en la responsabilidad de los miembros de los clubes.
Lo que sí está en la cancha de la liga es evaluar, con el tiempo, si la apuesta por disputar partidos internacionales, en el periodo de los juegos de la competencia nacional, y por cómo han configurado los calendarios, deja más beneficios que perjuicios al certamen, al cuerpo y mente de las jugadoras, y si es el momento adecuado para ello o no. Cómo solucionan y mejoran.
Porque, además, la industria del futbol parece como el mecanismo de un reloj. Si un equipo no camina/ se ve bien, si todas sus piezas dejan de estar en sintonía, eso se refleja luego en las entradas a los estadios. Hay personas que manifiestan su inconformidad mediante la ausencia en las gradas, otras que apuestan por la lealtad, pase lo que pase en sus equipos, y sí acuden. ¿Qué se desea en la liga y cómo lograrlo? Ahí está el meollo del asunto.
El otro día escuchaba a Caro Sepúlveda, del programa de futfem Nuestro territorio, que, en Monterrey, ciudad que suele tener las mejores cifras de asistencia a estadios, de un tiempo para acá, éstos se han visto menos concurridos, y coincide con el cuestionamiento a las direcciones técnicas y al desempeño de los equipos regios, entre otros factores. De la pandemia a la fecha parecen no recuperarse las cifras anteriores de asistencia.
Espero con esperanza que se hagan ajustes, mejoras y apuestas, en pro del futbol femenil profesional y que luego veamos, ojalá, que este “sacrificio” de un calendario tan ajustado, con todas sus consecuencias, otorga mayor provecho en el mediano y largo plazo. Tengo dudas, pocas respuestas, mas deseo pensar que quienes lideran el proyecto saben lo que hacen y/o tienen la capacidad de aceptar errores, aprender y corregir. Que el futuro sea luminoso.