Opinión

Entrenar a la mente, para procurar el bienestar

Hay personas en la posición de porteras que son capaces de estar en el “aquí y ahora”.

Publicado

Hace una semana escribí sobre la importancia de hablar de la salud mental, y de lo relevante que es procurarla/prevenir enfermedades. Ahora me gustaría compartir una de las prácticas de
cuidado personal que puede experimentar cualquier persona, y que abona a este segundo
propósito. Me refiero a la meditación.
La meditación es una forma de entrenamiento de la mente y, como sucede con el del cuerpo,
necesita constancia. Se trata de que, por un tiempo determinado, atravesemos los pensamientos, es decir, los dejemos ir con serenidad y evitemos abandonarnos a alguno de ellos. Consta de ser testigo de lo que pensamos y hasta de elegir los pensamientos, llegado a otro nivel.
Así como para el deportista la respiración es trascendental para el mejor de los desempeños, lo
mismo ocurre con quien medita, pues cada que se deja envolver por un pensamiento ha de
regresar conscientemente a las sensaciones físicas del respirar. Esto, para ayudarse a interrumpir amablemente ese pensamiento y atender el momento presente, en el que está quieto y dedicado a la meditación. Esas sensaciones pueden ser la de la expansión del abdomen y su posterior“desinfle”, o el movimiento del pecho al inhalar y exhalar. Incluso hay quienes sienten el aire, proveniente de los orificios nasales, en el piquito de arriba del labio superior.
La meditación que practico consiste en sentarse por espacio de 10 o 25 minutos, con cierta
postura que ayuda a poder permanecer sin movimiento por ese lapso. Se trata de permanecer
quietos externa e internamente. Es clave escoger un espacio silencioso, en el que no puedas ser interrumpido. Y, sin embargo, meditar podemos hacerlo todo el día, y en movimiento, si ponemos atención plena a la actividad que emprendamos, sin “clavarnos,” entretanto, en algunos pensamientos. Y sin desear hacer algo más.
En el caso del futbol, en partidos competidos, muchas veces los entrenadores afirman en
conferencias de prensa que ganará quien cometa menos errores; muchos de éstos se generan por falta de concentración. Hay personas en la posición de porteras que son capaces de estar en el “aquí y ahora” y de atravesar pensamientos y momentos complejos, como un gol en contra. Esto les permite seguir atentas a la defensa de su portería y reivindicarse. ¿Qué sería de nuestras vidas, y desempeño profesional, si pudiéramos permanecer mucho más en el presente y enfocarnos?
En internet hay muchísima información, mas una experiencia que acerca más a la meditación y
cómo practicarla es acudir a espacios como Casa Tíbet o Casa de Luz, donde enseñan a hacerlo y donde se medita en grupo. También hay aplicaciones de celular con meditaciones guiadas. La
única que he explorado y me abona se llama “AtentaMente”.
Los beneficios de dejarnos tranquilos unos minutos y atender el momento presente son varios y han sido nombrados por personas de a pie y científicos, como la premio Nobel de Medicina,
Elizabeth Blackburn. Personalmente, como parte de meditar es relajarse, ahí veo el primer
beneficio. Otros de los más importantes para mí son cultivar la atención, renunciar a dejarme llevar por los pensamientos y perderme en ellos, y practicar la gratuidad. Detener la permanencia en el futuro.
Claro, no es fácil, no todas las veces se sienta uno y logra atender el ejercicio. Ha habido
temporadas en las que he abandonado la meditación y permitido que la mente me domine; he
olvidado que es un instrumento para la transformación. Es clave persistir. Lo recomendable es
meditar cada día, nada más amanecer y antes de dormir. Cómo me ha hecho falta la meditación cuando la dejo por estar en tiempos convulsos, demandantes, que es cuando más hemos de sentarnos a silenciarnos y vaciarnos de tanto estímulo externo que nos estalla en la actualidad.
Existen dos imágenes muy chulas en lo relativo a la meditación: recuerden cuando han visto a un avión entrar a una nube. El artefacto no se queda en ella, la atraviesa suavemente. Así nosotros atravesamos a los pensamientos, durante la práctica meditativa. Y la otra: dejemos descansar a la mente, para ganar claridad, como cuando en un cuerpo de agua se asienta la tierra, con el paso del tiempo, y el líquido logra ser cristalino.
Leí una vez, que me perdone su autor la falta de cita, que para nada escogemos los pensamientos que llegan a la mente, sin embargo sí elegimos con cuáles quedarnos. Me invito y les invito a quedarnos con los positivos, con los que nos crean un futuro más sano y funcional para cada uno.
Entrenemos a nuestra mente, como entrenamos a nuestro cuerpo, y vivamos el aquí y el ahora, en medida del proceso de cada quien, para procurar la salud.

Sobre la autora

Miriam Padilla nació en la tierra de la torta ahogada y se sabe una apasionada del futbol. Estudió Periodismo en la Universidad de Guadalajara y la maestría en Comunicación de la Ciencia y la Cultura del ITESO. Ha dedicado su tiempo y energía a espacios como el periódico El Informador, a blogs deportivos independientes, y al activismo y la construcción con mujeres, desde el colectivo ciclista Femibici.

Lo más visto

Salir de la versión móvil