Opinión
De revoluciones y reformas
El 20 de noviembre representa una fecha significativa en la historia de nuestro país por diversos motivos: la lucha detrás de una búsqueda de cambios urgentes que implicaban una sociedad más justa; la reconstrucción del Estado mexicano tal como lo conocemos en la actualidad a partir del origen de diversas instituciones; pero sobre todo, un ejemplo de lucha ante aquello que no está bien y que debe modificarse.
Diversas fueron las causas que provocaron el levantamiento en armas por parte de los rebeldes revolucionarios, encabezados por Francisco I. Madero en contra del gobierno dictatorial de Porfirio Díaz, quien llevaba ya 30 años en el poder sin dar apertura a la opinión pública a través de la democracia participativa. Aunado a esto, la conformación de latifundios y la explotación del petróleo por parte de las compañías extranjeras abonaban al clima de hartazgo social.
El triunfo, aún con el clima político turbio que vino después, implicó cambios positivos para el país, desde una reforma agraria, una reforma a la ley de educación pública; la nacionalización del petróleo; o mejoras en la situación laboral de los trabajadores, pero principalmente, habría que destacar que sirvió de ejemplo para futuros movimientos sociales. Movilizaciones legítimas en pro de los derechos ciudadanos y humanos.
Personajes como Francisco I. Madero, los hermanos Flores Magón, Emiliano Zapata, Doroteo Arango nos dejan grandes enseñanzas y aprendizajes: los grandes cambios sociales se logran desde la acción, no desde la retórica, y es desde donde debemos partir, ya sea a través de cambios radicales como lo son las revoluciones, pero también desde cambios progresivos, cuidadosos y paulatinos, como lo es reformar aquello que se encuentra ahí y que, con pequeñas modificaciones, puede ser mejor.
Debemos dejar de conmemorar las fechas patrias desde la forma y enfocarnos en el fondo, pues ahí se encuentran las bases para entender cuál debería ser la ruta por la que el país pudiera transitar a un futuro más esperanzador. Nos leemos la siguiente semana, y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar desde espacios más informados que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.