Opinión

“Creer, siempre creer”

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Las Rayadas del Club de Futbol Monterrey lograron su tercer título y los siguientes fueron ingredientes fundamentales para obtener el competido campeonato: confianza en sí mismas y en cada compañera; mucho trabajo y entrega constante, y hacer valer cada minuto, incluso el último, con la consciencia y esperanza de que cualquiera de ellos puede traer oportunidad.

¿Acaso podemos aplicarles a objetivos de la vida personal y profesional, fuera de la cancha? Sé que sí, que lo he experimentado, por ejemplo, al construir mi tesis de maestría. Ésta implicó, como diría una estupenda profesora, “horas nalga”, disciplina. También fue fundamental la confianza que me transmitió mi director de tesis, y la que finalmente tuve en mí, a través del proceso.

Lo de Rayadas es digno de destacarse y de imitar. Podemos dejarnos contagiar por su deseo de ganar, de construir seguridad, de trabajar duro y constante, que se vio compensado con el campeonato.

Como ya lo decía en otra columna, las futbolistas transmiten valores y actitudes que podemos elegir llevar a nuestro cotidiano y vida propia. Otros elementos para el éxito de las Rayadas, en su caso, es ser parte de un grupo humano que le pone corazón, auto exigencia y ambición al trabajo diario, y que da importancia a la concentración, al trabajo en equipo, al presente (un partido -día- a la vez).

En fin. Lecciones que da el futbol para la vida y viceversa. Gracias por inspirar, Rayadas. Aquí dejo constancia, en esta columna, de su historia -resumida y parcial- con final alegre.

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Corrían los seis minutos del tiempo añadido de la segunda mitad y, aunque Rayadas insistía en la verticalidad, ya se cantaba la victoria de las americanistas. Sin embargo, literal, durante el último minuto, las del Monterrey consiguieron un tiro de esquina que terminó en mano y en penal a su favor, previa revisión del VAR.

Minuto +11 y ahí estaba la capitana y referente, Rebeca Bernal, a punto de cobrar la pena máxima. Luego sabríamos en entrevista con TUDN que estaba agotada, y que la confianza de sus compañeras, la presencia y energía de las más de 31 mil personas en el estadio, el sentido de responsabilidad, fueron empuje para proyectar el balón al fondo de la red, y otorgar vida y esperanza al equipo, por el título.

“Cada minuto, desde el vestidor, desde los días previos, nuestro lema fue: ‘creer, siempre creer’. Y lo hablamos. Cada segundo que sabíamos que iban a agregar ‘siempre creer’; si nos faltaba un gol, era ‘creer’. Con mucha fe y mucha confianza en que íbamos a tener una (oportunidad para gol) y la íbamos a meter. En lo personal estaba muy cansada, (sin embargo) nunca dejé de creer, nunca dejé de soñar. Dentro de mí sabía que íbamos a tener una (posibilidad de marcar) y fue el penal”.

“No sé de dónde saqué fuerzas, estaba muy cansada, pero vi el estadio, toda la energía, a mi familia, a la gente que siempre estuvo para mí; mis compañeras me dieron toda la energía, y gracias a Dios, gracias a toda la gente, pude anotar ese gol”.

La anotación, vía penal, empató el marcador global (2-2) y, como el partido terminó en esa jugada, la regla indicó definir el desempate y el campeonato, con cinco tiros penal para cada equipo.

En un movimiento estratégico, la directora técnica rayada, Amelia Valverde, metió de cambio a Yamilé Franco, en lo últimos segundos del partido, y justo fue ella quien cobró el primer tiro. El resultado: ¡gol! Lo siguiente fue historia:

Kim Rodríguez convirtió, Rebeca Bernal anotó, Pamela Tajonar atajó el disparo de Karen Luna, y luego Ana Lú Martínez mandó el esférico al poste. Después Kiana Palacios, Merel Van Dongen, Andrea Pereira y Valeria del Campo anotaron para sus equipos. Sin embargo, Aylín Aviléz, en el tiro definitivo, cuando el marcador iba 4-3, no pudo acertar, pues la portera Tajonar intuyó la trayectoria de la pelota y la bloqueó. 

Fin de los cobros. Rayadas no solo había conseguido venir de la ausencia de goles al empate 2-2, sino que había hecho un exitoso cierre en la fase decisiva.

Después de tres torneos sin conseguir llegar a la final de la liguilla, las futbolistas del Club de Futbol Monterrey lograron hacerlo y además llevarse el campeonato. Es una tercera estrella que, por cómo se consiguió, seguro deja huella en muchas personas, más allá de las futbolistas. Los otros dos títulos los ganaron en los torneos Apertura 2019 y Apertura 2021.

Justo en ese último campeonato, el de 2021, la serie se definió por penales. Las Rayadas vencieron en el Estadio Universitario a Tigres, con marcador 3-5. Se habían preparado para llegar a esa instancia de tiros, desde los entrenamientos, pues la veían venir, por la competitividad entre ambos equipos y lo cerrado de la serie. 

Como podemos aprender, también es importante prepararse para los posibles escenarios, para así encararlos con mayor seguridad y práctica. Esto último puede incrementar la probabilidad de triunfar.

Durante el torneo regular, no recuerdo que periodistas o aficionados de la liga colocaran a Rayadas como equipo competidor por el título; le faltaba gol o determinación a la ofensiva, si bien destacó en la defensiva. Tigres pisaba fuerte, Pachuca sorprendía por pisarle los talones. Fue hasta la liguilla que el equipo perteneciente al Club de Futbol Monterrey daba un rostro distinto. 

Bien dicen que lo mental pesa en la vida y en la cancha: Rayadas decidió creer y eligió crear una historia digna del legado que intencionaron conformar desde la era Eva Espejo. Que sigan pues las acciones para construirlo y que siga el contagio de valores hacia la sociedad, que tanto necesitamos. Enhorabuena, campeonas.

P. D. Aquí caben muchas más historias de otros equipos de la Liga, lo del América femenil también tuvo su mérito y algo que me ha maravillado, por ejemplo, de Atlas femenil, es su entrega hasta el último de los minutos, como demostró Rayadas en el partido del 27 de mayo. La competencia futbolística es así: solo gana un equipo el título, aunque varios lo merezcan o aunque todos ganen distintas cuestiones y experiencias.

Sobre la autora

Miriam Padilla nació en la tierra de la torta ahogada y se sabe una apasionada del futbol. Estudió Periodismo en la Universidad de Guadalajara y la maestría en Comunicación de la Ciencia y la Cultura del ITESO. Ha dedicado su tiempo y energía a espacios como el periódico El Informador, a blogs deportivos independientes, y al activismo y la construcción con mujeres, desde el colectivo ciclista Femibici.

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