Opinión
CH14 vuelve… y no se irá
Catorce años hace que descubrí el potencial de Javier Hernández. No digo que haya sido el primero, por supuesto que no, en ver que estaba hecho de otra madera ni que me diera cuenta de que había una joya en el delantero tapatío mucho antes que otros. Fue un descubrimiento emocionante y tardío e incluso su fichaje por el Manchester United me hizo sentir un fuerte mareo de sorpresa.
En aquella jornada del torneo Bicentenario 2010 en que Guadalajara venció a Querétaro por dos goles a cero, vi algo extraordinario en el segundo gol del partido anotado por Balcázar. No soy aficionado de Chivas, pero sí gusto de observar el fútbol y expresar mis ideas sobre el mismo, así que tuve que ir al día siguiente a contar al abarrotero jalisciense de la calle lo que había visto.
Y lo que vi fue un contragolpe donde un delantero interpretaba de forma perfecta la transición ofensiva desde el área propia abriendo la pelota después de un control exquisito, perdiendo el equilibrio después de dar el pase (me pareció a mí por un toque físico de un rival sobre él) para inmediatamente pegar una carrera potentísima que dejó al resto de futbolistas atrás.
El movimiento fue tan espectacular que le marcó el espacio de pase al compañero para quedar mano a mano contra el arquero, donde de nuevo apareció una fuerza de velocidad descomunal mezclada con técnica para eludir al guardameta y otro defensa, pudiendo marcar así a puerta vacía. El estadio enloquecía mientras que yo como espectador televisivo me encontraba completamente maravillado.
Aquel chico era una fuerza de la naturaleza en carrera, algo descomunal para la liga mexicana y a buen seguro piedra donde construir para los rojiblancos, amén de opción innegable para Sudáfrica 2010. Era extraño incluso como mezclaba la dificultad gestual para jugar con la exquisitez técnica requerida según qué situaciones. Precisamente esa no-elegancia de su juego le ganó la ignorante etiqueta de “tronco” según qué detractores (su primer gol en Inglaterra sumó también al respecto).
Javier Hernández llegó a Inglaterra y comenzó a reventar las zagas rivales atacando el espacio a la espalda de los centrales en carrera y haciendo la diferencia con vistosos recursos instintivos dentro del área. El Manchester United, destructivo, se plantó en la final de la UEFA Champions League y en semifinales Chicharito dejó un detalle técnico de comprensión del juego que demostró, se desarrollaba.
Fue una asistencia entre líneas y al espacio para Rooney ante el Schalke, que el inglés convirtió. De nuevo, un gesto corporal completamente distante de lo que fue el pase y la intención de Javier, pero que mostró una calidad de juego que lo acompañaría en adelante, con su culmen en la jugada ante Alemania de 2018.
¿Qué pasará en Guadalajara? Más allá de la emoción natural del aficionado tapatío, hay notas de que el cuadro de Fernando Gago mejorará con su puesta a punto. La velocidad probablemente se habrá ido, pero la potencia en el choque, reacción y técnica fuera y dentro del área encajaran en el juego del argentino. Quizá Javier Hernández Balcázar me vuelva a deslumbrar como hace 14 años, pero esta vez, si vuelve a reventar la liga, no se irá. Se quedará en su casa hasta el final.
Sobre autor
Alberto Cruz. Soy abogado especializado en inmuebles del estado de Guanajuato. Fuera del trabajo, mi gran pasión es el fútbol. Estoy convencido de que es posible comentar el deporte número uno de México sin caer en estridencias o la polémica fácil. @Akelandos.