Opinión
Andrés Guardado, el príncipe que tendrá que ser general
El Andrés Guardado que regresa no es el de los golazos a Ochoa.
El origen del término príncipe tiene su origen en la sociedad militar por excelencia: la cultura romana antigua. Fue un general el primero en convertirse en príncipe y como tal, en el juego de la mitología futbolística, será Andrés quien tendrá que pasar de principito a general del Club León, un equipo que terminó su año 2023 de forma negativamente opuesta a como lo desarrollo en su primer semestre.
Para entender la llegada del mexicano al club guanajuatense desde el punto de vista puramente táctico tendremos que bridar contexto al respecto, comenzando por explicar el tipo de centrocampista que no tiene el conjunto verdiblanco. Dentro de la línea del mediocampo, podemos diferenciar entre los hombres que pueden jugar en la banda -los clásicos volantes– y los jugadores de posiciones centradas, quienes evidentemente son los centrocampistas.
En el caso de los centrocampistas hay distintos perfiles: destructores, box to box, de posesión, organizadores, lanzadores, de apoyos, o aquellos que pisan el área o los que compensan los espacios defensivos y ofensivos del equipo. Aportan recuperación, dirigen el juego, se muestran en espacios para dar continuidad al área, defienden en propia área y aparecen en la contraria. Sea cual sea el perfil, los centrocampistas se disputan un lugar entre el mediocentro, doble cinco, interior o enganche.
El caso es que el Club León jugó todo el semestre pasado sin mediocampista organizador. Sin un director de orquesta, cerebro, mediocentro, sin un elemento “que la mueva” … utilicen el término que gusten. Se entiende. León pudo jugar todo 2023 sin un armador en el campo de juego de no haber sido porque el colombiano Yairo Moreno asumió el papel de forma espectacular en el primer semestre, en el que La Fiera ganó la CONCACHAMPIONS.
Pero Yairo se fue y, en un verdadero sinsentido, León se quedó sin organizador y desde la directiva no se hizo nada para paliarlo. Ni Fidel Ambriz ni mucho menos Iván Rodríguez, respondieron al reto de algo que por sus características no les competía. Nicolás Larcamón tampoco tiró de ver qué podía sacar de Omar Fernández o Ángel Mena, que en el pasado pasaron por la posición.
Y entonces, el proyecto de Larcamón naufrago. A medida que los rivales le tomaron medida, el cuadro esmeralda se ahogó en un atasco sin salida por desbaratar los bloques bajos rivales. Se agarraba a dos cosas: la competitividad reciente y que sus centrales recordaban patrones de posesión. De ahí que se dieran partidos con falsa sensación de dominio en los que la pelota recorría el campo rival de lado a lado de forma previsible y nada dañina para el rival.
El final llegó con forma de hecatombe en el Mundial de Clubes. Al Club León lo eliminó un equipo con muchas virtudes pero que dio en la clave con un bloque bajo que esperaba la pérdida esmeralda y mataba con un contragolpe. Nicolás tuvo su culpa en la lectura del juego, pero en ataque no podía hacer nada: su equipo carecía completamente de imaginación.
Y aquí es donde entra Andrés Guardado. El primer paso para componer el desajuste ha sido espectacular. La mejora es infinita en términos filosóficos porque se pasa del cero al uno, de la nada a algo, pero es que se trae a un especialista total. Guardado es un jugador que emocionó a La Volpe, se fue como extremo a Europa, sufrió como extremo y se convirtió en un mediocentro organizador exquisito.
Si aún queda confusión en alguno, el Andrés Guardado que regresa no es el de los golazos a Ochoa y que aparecía en posiciones altas, el que regresa es un cerebro del juego que organizará y dará intención y valentía al ataque verdiblanco. Y, por si fuera poco, sumará un carácter impresionante que es sangre nueva para un proyecto que busca la máxima profesionalización de la institución. El Club trajo a El Principito, pero todos saben que llegó un General.
Sobre autor
Alberto Cruz. Soy abogado especializado en inmuebles del estado de Guanajuato. Fuera del trabajo, mi gran pasión es el fútbol. Estoy convencido de que es posible comentar el deporte número uno de México sin caer en estridencias o la polémica fácil. @Akelandos.