Opinión
¡Adiós, París!
No hay peor momento en la vida que llegar al final de un suceso, cada cuatro años la cita se cumple, en ocasiones los resultados son favorables y en otros momentos no lo son, lo cierto es que se llega a ese momento con los sentimientos encontrados, esa sensación de ver a tu delegación que quizá pudo hacer más o de ver a los federativos del país señalando con arrojo que se consiguieron medallas cuando ellos mismos son quienes evitaron el apoyo a los deportistas y al final quedan en ridículo.
Mientras avanza la prueba reina del olimpismo y la ceremonia de clausura avanza lenta y cadenciosamente, se señala que la nueva sede será para propios y extraños un nuevo lugar que albergará el Fuego Olímpico por poco más de 15 días; poco más de 15 días que dejan de manifiesto la capacidad de recuperación de los atletas y que a la postre les inyecta ese ánimo para intentarlo una vez más y buscar pasar a la historia deportiva con marcas abatidas.
En esta ocasión, en la Ciudad de la Luz, se rompieron 47 marcas olímpicas y 9 marcas mundiales, las disciplinas van desde el tiro con arco, halterofilia, atletismo, pentatlón moderno, ciclismo de pista y natación; pareciera una cantidad ínfima de marcas rotas, pero no deja de tener su grado de complejidad, buscar ser el más fuerte, el más rápido y el más veloz, implica un trabajo previo de un Ciclo Olímpico, es decir, desde ya los atletas inician con la búsqueda de sus nuevas marcas para, primero, clasificarse en su especialidad para luego afinar detalles y buscar trascender en su disciplina una vez que se haya llevado a cabo la Olimpiada.
Como el nombre lo indica, la diferencia básica entre uno y otro es el contexto en que se registra. En el caso del récord mundial, se trata del mejor desempeño registrado globalmente en una disciplina específica. Estos récords están homologados por las federaciones internacionales correspondientes y se obtienen en competencias oficiales como Copas Mundiales, Campeonatos Mundiales, clasificatorios, etc. Por lo mismo, se pueden actualizar constantemente ya que no está limitado a la frecuencia del evento y en cualquier momento se puede establecer.
En cambio un récord olímpico se registra exclusivamente durante unos Juegos Olímpicos, por lo que la posibilidad de superarlo se presenta cada cuatro años. De modo que, aunque en ocasiones un récord olímpico puede estar por debajo de uno mundial, trae consigo un prestigio muy específico.
París dijo adiós a la más grande justa deportiva que puede existir en el deporte amateur, entrega a estafeta a la ciudad de Los Ángeles, hay que recordar que las sedes olímpicas van en un listado de aceptación de por lo menos 7 años de ventaja, esto es para adaptar instalaciones y logística y buscar que no haya el menor contratiempo para llevar a cabo la celebración deportiva más importante en el mundo, los ojos del mundo estarán puestos una vez más en un solo espacio, y se buscará acuñar con letras de oro el nombre de cada atleta destacado y se contemplarán nuevos nombres de guerreros que le den sentido a la pelea deportiva, como verdaderos titanes, cada deportista buscará darse cita con su propio destino y conseguir sus propias marcas que los enaltezcan al pináculo de los más grandes atletas de la historia y se sitúen a departir en el mismo espacio del Olimpo, rodeados de dioses y semidioses que hagan gala de sus más grandes cualidades, en la búsqueda del más alto, más fuerte y más rápido, nos veremos en Los Ángeles en 4 años más.
¡Corte y queda!
Sobre el autor
Luis Alfredo Dominguez, docente universitario y analista deportivo. @LAlfredoDG