Cartones
El engaño olímpico
Para los deportistas de alto rendimiento no hay mayor anhelo o logro que el representar a su país en justas deportivas mundialistas y olímpicas; para tal efecto, deben seguir ciertas normas y reglas para competir contra sus similares en las condiciones más pulcras posibles, es decir, sin ayuda externa de suplementos o elementos que puedan ofrecer un incremento en las capacidades físicas y tomar ventaja sobre los adversarios.
Existe un órgano rector que trata de estar pendiente en este tema de suma importancia, vigila la pulcritud de cada evento, da legalidad a los ganadores y avala que los atletas no utilizan sustancias que pueden elevar sus capacidades, el órgano internacional, que es el vigilante de la pulcritud en los eventos deportivos, es la Agencia Internacional Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés -World Anti Doping Agency-).
Para la WADA es vital darle la certeza médica en el control antidopaje a cada evento para asegurarse que las competencias son solo con las capacidades naturales de cada participante.
El dopaje ha sido por desgracia el compañero indeseado de los deportistas; en los Juegos Olímpicos se acumulan casi la mitad de los casos en la historia del deporte.
De acuerdo con datos precisos de organizaciones mundiales, el atletismo acumula 203 casos con un total de 43 por ciento; una estadística que sube a 50 por ciento si se considera únicamente la edición veraniega de las Olimpiadas (203 de 407).
Las descalificaciones han conducido a la modificación de 48 podios y han provocado el despojo de 54 preseas doradas; la primera atleta descalificada fue la polaca Danuti Rosani, quien perdió su 14ª posición en el lanzamiento de disco en la edición de Montreal 1976 por un control positivo por esteroides.
Entre los casos especialmente mediáticos son recordados los acontecidos en Seúl 1988 por el canadiense Ben Johnson, quien fue desposeído de su título de campeón olímpico de 100 metros; o la retirada de cinco medallas a la estadunidense Marion Jones, siete años después de sus hazañas en la pista de Sidney 2000.
El número de casos por dopaje se ha acelerado desde hace 16 años a consecuencia de la multiplicación de los controles y la armonización del sistema mundial antidopaje; para tal efecto, el atletismo ha buscado nuevas herramientas para cambiar la historia, lo que concluyó con la creación de la Unidad de Integridad del Atletismo (AIU), en 2017, que ha sido dotada con medios para vigilar a los mejores atletas del mundo.
El escándalo de dopaje del estado ruso provocó el incremento desporporcional en el número de casos, con particularidad los casos ocurridos y señalados en la edición de Londres 2012, y que a la postre les otorgó el mote de “los juegos más sucios de la historia”, con 104 casos en el atletismo en esa única edición; en Pekín 2008 fueron señalados 37 casos y en la edición de Tokio 2021, ocho casos.
Rusia acumula casi una tercera parte de los casos de la historia olímpica del atletismo (65 de 203), por delante de Ucrania (25), Bielorusia (23), Turquía (13) y Estados Unidos (11).
El presidente de la WADA, Sebastian Coe, se mostró firme con la Federación Rusa de Atletismo, solamente una atleta fue autorizada a competir en Río 2016 y luego únicamente una decena en Tokio 2021.
Para esta edición de París 2024 no habrá ningún caso de dopaje ruso, los atletas de este país fueron excluidos de las competiciones de World Athletics desde la invasión de Ucrania por parte del ejercito ruso en febrero de 2022; la misma sanción se aplica a Bielorusia, nación considerada colaboradora de Rusia en dicha invasión.
¡Corte y queda!
Sobre el autor
Luis Alfredo Dominguez, docente universitario y analista deportivo. @LAlfredoDG